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Volumen 1, Mensaje 153

Hijo/a mío/a, el camino para conducir una alma a Dios, es el de acogerla, del perdón, de la misericordia y del Amor. Es el camino que tú debes de frecuentar... Presenta al Padre los obstáculos que hay en ese camino, para que puedas frecuentarlo libremente.

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