1E_14: Hijo/a mío/a, las gentes que llevas en tu corazón, no eres tú el salvador de ellas. Su Salvador, soy Yo. Tú no tienes sino que confiármelas. Yo ya estoy inclinado hacia cada uno de ellos, como lo hago contigo. Te amo.

2B_09: Hijo/a mío/a, nosotros estamos cada vez más unido el uno con el otro. El fondo de tu ser es el vínculo privilegiado para nuestras reuniones. Permanece ese instrumento pequeño, dócil y maleable entre las manos del Padre. Es a través de esta docilidad y disponibilidad que descubres tu verdadera misión que es la de dejar pasar al Amor. Déjate impregnarte de Mi Amor, porque locamente te amo.

3A_28: Mi amado hijo/a de Mi Corazón, ven a refugiarte a Mis brazos. Tú descubrirás Paz, Alegría y Amor ahí. Entregándome tu carga, te darás cuenta que Mi yugo es ligero. Más rápido pones tu confianza en Mí, tu Dios, más rápido serás transformado/a y te beneficiarás del Amor del Padre.

2A_27: Hijo/a mío/a, no olvides nunca que es reconociendo y aceptando voluntariamente tu pequeñez, tu nada, que te vuelves un instrumento útil entre las manos del Padre. Cuando ves surgir en ti sentimientos de soberbia o de orgullo, apresúrate a volver en las profundidades de tu ser para encontrar tu pequeñez y acoger el Amor que el Padre te da gratuitamente.

1B_17: Hijo/a mío/a, ven a arrullarte en Mis brazos; es ahí y solamente ahí que puedes encontrar la Paz, Mi Paz. No temas, poco importan tus actividades, Yo no te dejo caer. Conduzco cada uno de tus pasos. Te inspiro. Te protejo.

3B_07: Hijo/a mío/a, no hay sino un sólo camino para purificar la tierra: la purificación de los corazones, y esto comienza por tu corazón. Para que tu corazón sea purificado, debe pasar por el Fuego del Amor y el Fuego del sufrimiento. Para que este Fuego pueda producir rápidamente su efecto, debes acogerlo íntegramente. Gracias de acoger estos Fuegos que te conducen a la plenitud del Amor.

1A_16: Hijo/a mío/a, te amo mucho, soy tu Pastor; tú no tienes nada, nada, nada que temer. Siempre estoy contigo, en donde estés y en lo que haces.

2B_25: Hijo/a mío/a, es por un grito del Amor del Padre que tú has sido creado/a y, como has sentido este Amor en el momento de tu creación, es esta sed de Amor que te habita desde entonces. Reconociendo y aceptando al Amor que Yo derramo en ti en este momento, tú bebes de la fuente misma del Amor que viene a saciar tu sed.

2A_24: Hijo/a mío/a, recuerda que los hechos pasados sobre los que se basa tu fe (Mi muerte, la resurrección de Lázaro) estallaron en poder a partir de un aparente fracaso total. Más grande apareció el fracaso a los ojos de los hombres, más el poder de Dios ha sido notorio. Aún es lo mismo ahora. Un verdadero creyente no pierde nunca la esperanza.

1A_17: Hijo/a mío/a, tú te preguntas qué es lo que debes de corregir; una sola cosa importa: tenerme más confianza, que me dejes actuar más, que me tengas más confianza en los pequeños detalles.